Se abre el telón y escuchamos un concierto para 4 cuerdas en re menor, sabemos que el peligro se acerca pero esta vez no es un tiburón sino algo mucho peor, algo que ataca incluso a los oficinistas que se encuentran a miles de kilómetros del mar, es la alopecia nerviosa.
Tras una presentación así deberíamos al menos imaginarnos que esta condición es un peligro real al que estamos expuestos todos, sobretodos aquellos que llevan un ritmo de vida muy acelerado y no se toman las precauciones y descansos necesarios.
Esta condición ataca nuestra vanidad en el peor momento posible, pues cuando se sufre un momento de ansiedad, depresión o estrés, punto en que nos encontramos más vulnerables es cuando hace efecto. La normal sintomatología de este es una caída temporal aguda de los cabellos, los cuales vuelven a crecer cuando ya se ha normalizado nuestra situación mental y sentimental.
Este se diferencia de otros tipos de alopecia debido a que actúa rápido y se retira, no es de efecto prolongado pero es devastador a los ánimos de la persona que lo sufre porque ella ya se encuentra bajo otros problemas estresantes.
El tratamiento de este tipo de alopecia es más del tipo psicoterapéutico, pues requiere un acompañamiento familiar y social para que la persona pueda encarar sus problemas y resolverlos. Tras solucionar los impases de la vida el cabello volverá a su ciclo de crecimiento normal, pero habrá que iniciar desde cero.
Aunque es posible aplicar un champú medicado para atenuar los efectos de la alopecia nerviosa es mejor primero consultar con nuestro doctor o dermatólogo de confianza para determinar si esa es la mejor opción.
Este es un enemigo que ataca rápida y estruendosamente, pero el cual no debemos temer siempre y cuando contemos con el apoyo de quienes nos rodean y la asesoría médica adecuada.