Micropigmentación capilar: una idea no tan traída de los cabellos

Tras realizarse un tratamiento para la recuperación de nuestro cabello aun pueden quedar rezagos de nuestra vida anterior, como lo son parches, cicatrices o marcas rojizas en la zona tratada. Es por esta razón que existe una solución para aquellas personas quienes desean por razones estéticas desaparecer estas marcas, hablamos de la micropigmentación capilar.

La micropigmentación capilar tiene un funcionamiento similar a un tatuaje, pero mientras en el tatuaje se inyecta tinta de color distinto a la piel para hacerlo resaltar, la micropigmentación consiste en la implantación de pigmentos específicos a nivel epidérmico, consiguiendo una simulación óptica del nacimiento de pelo en el cuero cabelludo.

Es de esta manera que podemos camuflar las cicatrices, disminuyendo efectivamente los peores resultados colaterales de tratamientos o incluso recubriendo zonas de menor disminución capilar con resultados inmediatos.

El único efecto secundario de este tratamiento es un leve enrojecimiento de la zona tratada, el cual se desvanecerá uno o dos días después.

Muchas personas pueden presentarse reacias a complementar sus intervenciones de trasplante capilar e injertos con la inyección de pigmentos, pero estos tratamientos son bio-absorbidos por el sistema inmune de nuestro cuerpo en un lapso máximo de 2 años, por lo cual no presentan peligro alguno.

Incluso si tenemos un buen sistema inmunológico el efecto óptico de densidad de cabello puede comenzar a disminuirse desde los 6 meses. Es por esta razón que en personas saludables se requiere aplicaciones anuales, para mantener los beneficios a largo plazo.

El número de sesiones requeridas de micropigmentación puede ser variable, pero normalmente se divide en dos sesiones de labor y una de control. Las primeras se realizan en días consecutivos, mientras que la otra es a los 30 días para verificar que todo esté bien.

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